Sindicalismo, nueva manera de acuerdos

En la opinión de

Por: Mariano Espinosa Rafful

27 de Julio de 2022 a las 08:00

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Mariano ESPINOSA RAFFUL

Siempre hay otros


Cuanto más grande es la herida, más privado es el dolor.

Isabel Allende

Los acontecimientos recientes en el entorno de la vida de quienes trabajan, pero además pertenecen o más bien forman parte de un sindicato, con valores y objetivos claros, ética y defensa de las conquistas, plasmadas en un contrato colectivo, a revisión de acuerdo a la ley, pero sobre todo pliegos petitorios realistas, nos llevan a la necesaria reflexión.

Siempre hemos creído que las mayorías no se equivocan, pero también estimamos la voz de las minorías, porque en el disenso está el gran poder de convocatoria, escoger en libertar el espacio donde se quiere estar, no por gusto o necesidad, sino por esa convicción en la definición de criterios en la formación de un trabajador asalariado.

No se trata de quedar bien y fijar posiciones, la misma vida nos ha enseñado que nadie debe patear el pesebre donde nació, menos en el que creció, rodeado de atenciones, inteligencia en la enseñanza, sabiduría y ese poder en el convencimiento por la razón que asiste a los que suman a favor de una causa.

La paz y la tranquilidad en la vida sindical se conocen cuando se requiere, ante la adversidad sobre todo, en el lastimoso pasado vivimos en carne propia la atención sindical de José del Carmen Urueta Moha, con su palabra cumplida, en la necesaria atención de un problema mayúsculo familiar.

No habíamos escrito sobre ello porque los valores están, son intangibles pero perceptibles en los hechos, en los derechos conquistados, en los seguros de vida, en los apoyos en una desgracia, en la salvedad de las fatalidades donde nos ubicamos sin más pretensión que la congruencia.

Por eso nos llama la atención leer, desde otra óptica intereses mezquinos de Miguel Ramón Córdova, este sí enquistado en una parte de ese sindicalismo entreguista, que vaya debe dejarle dividendos, para no abrir el abanico a otros trabajadores, para ese transitar hacia la vida democrática sindical.

Las modificaciones a un contrato colectivo de trabajo se realiza con la aprobación de la base que multiplica, en esos ideales de lógica aspiracional, ya que nadie en su sano juicio va a avalar un descuento incorrecto, un despido injustificado, una baja sin razón, y ahí es donde entra la defensa de un líder como Urueta Moha, a favor de el cumplimiento de sus responsabilidades sindicales, de tiempo completo siempre.

Y es que la austeridad no es una bandera, como pretende catalogarla Ramón Córdova, saltado del revanchismo universitario a la necesidad de cumplir caprichos en un ayuntamiento hace algunos ayeres, quedando a deber a favor de una lucha que no debe darse cada año o cada dos, sino cada día.

Son las nuevas políticas públicas de la transformación, donde hay principios y valores, acuerdos que son parte de negociaciones, siempre con la mejor disposición del Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes, Municipios e Instituciones Descentralizadas del Estado de Campeche.

Es obvio que en ese andar se busca siempre el beneficio de los trabajadores, de sus familias que son el sustento de esfuerzo y ánimo, la combinación de estímulos y calidez humana, con rostro social para convencernos que debemos procurar la unidad sindical, porque sólo de esa manera se avanza a favor de las mayorías.

Lo poco o lo mucho que se logra es en la transparencia, en la convergencia de intereses y sobre todo en el cumplimiento de los pliegos petitorios de las revisiones en los contratos colectivos, donde en mucho suman las autoridades correspondientes en Campeche, sus municipios e instituciones donde hay al menos un trabajador sindicalizado.

Lo otro son patadas de ahogado de quien debió hacerse ido hace muchos años de un pequeño reducto donde hace daño.

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